Con nostalgia me senté en la banquita donde nos conocimos, aquella donde cada día ella me esperaba entusiasmada y con una gran sonrisa. La banquita fue testigo de nuestro amor, pero también de aquel momento cuando la vida cambió para mi y tuve que tomar decisiones egoístas.
La mujer que amaba con el corazón se quedó esperando por mi, me esperó mil días, sin importar la lluvia, el frío o el dolor en su alma por mi ausencia. Su amor se convirtió en lágrimas con el tiempo, hasta que en un punto decidió ser feliz de nuevo y continuar su camino.
Hoy regreso y me siento en la que fue nuestra banquita, recordando su amor, pero ahora soy yo quien la ve caminar feliz a la distancia. Aún la amo y quisiera abrazarla de nuevo, pero no lo merezco.
Antes de partir dejo una pequeña nota, por sí alguna vez decide sentarse nuevamente en está banquita, que dice: "perdón amor, nunca dejé de amarte, tan solo tuve que irme y no quería arrastrarte conmigo y mis demonios. Mi alma siempre estará aquí, en esta banquita. Tal vez nunca te vea de nuevo, pero te amaré y añoraré por siempre. Mis días no han sido fáciles desde que te dejé sola esperando en esta banquita, mis demonios atacan, pero tu sonrisa grabada en mi alma siempre los ahuyenta.
Adiós amor, mi amor siempre te pertenecerá en esta vida y en la otra, por favor guarda un pedacito de tu corazón para mi, por si en alguna ocasión volvemos a sentarnos juntos en esta... nuestra banquita.
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